Sieg Ventus


     Década del 60 … la gimnasia con pesas… la creencia popular era que solo era para algunos, solo para hombres, ni hablemos del yoga … algo misterioso y oculto, y allí en el viejo centro de Córdoba (Argentina), en la famosa Cañada y en la esquina de Santa Rosa se erigía el centro de entrenamiento de pesas y escuela de yoga a quien su creador el Maestro Rubén Martínez había llamado SIEG VENTUS (VICTORIA JUVENIL) pero tal cual lo manifestara el “PROFE” como cariñosa y respetuosamente  lo llamábamos a Rubén, el se refería a la victoria dual , CUERPO Y MENTE

     Lejos de ser un mero gimnasio era una escuela de formación física, moral y espiritual. Los ‘fierros’ daban el rudo testimonio que allí estaban para invitar a quien se acercara a ellos a progresar físicamente, pero las paredes advertían que todo aquel esfuerzo debía también encaminarse, al progreso espiritual,  tapizadas con innumerables carteles de corte filosófico y místico, le daban al lugar un aire misterioso que invitaba a quienes concurríamos allí,  a meditar en lo importante del esfuerzo por crecer, física y mentalmente.

     Frases como ‘El hombre no puede hacerse sin sufrimiento pues es al mismo tiempo mármol y escultor  (Alexis Carrel)

     Su cuerpo es una valiosa posesión que Ud. debe cuidar, desarrollar  y vitalizar solícitamente, es el pilar que sostiene sus más queridos ideales, es el instrumento mediante el cual su mente realiza  en lo material los planes concebidos en lo espiritual’ (Rubén Martínez).

     Todas las actividades estaban perfectamente supervisadas por el ‘Profe’ y el grupo de sus colaboradores, entre los cuales tuve el honor de formar parte. Cada plan estaba minuciosamente controlado y adaptado a cada alumno. El orden de los elementos y actividades era la base del entrenamiento, y la concentración en la realización de los planes y ejercicios era primordial.

Más que un gimnasio era una ESCUELA, y se enseñaba que la competencia era con uno mismo, era el empuje a vencerse cada día y mejorar en todo plano.

     Siempre recuerdo mis días en el SIEG VENTUS , ansiaba el momento de ir a entrenar o trabajar allí, la magia del lugar invitaba a entrenar y nos transportaba a otros planos de existencia superior, nos conectaba con lo mejor y más poderoso de nosotros mismos. Allí siempre estaba el ‘Profe’ dispuesto a corregirnos, aconsejarnos y ayudarnos.  Cada palabra que salía de su boca era una sabia enseñanza, de la cual muchos de nosotros nos nutrimos para crecer.

     La magia del lugar también tenía una particularidad, atraía gente de la misma sintonía, con ansias de mejoramiento y crecimiento personal, eso redundo en las amistades que allí se formaban para toda la vida. No está demás decir que allí encontré a mi hermano y amigo el Profesor Jorge Cruz.

     Creo que hay gente que nació para dejar cosas para la posteridad,  y esa fue la labor del Profe Martínez, aunque el gimnasio físicamente ya no está, quedo el gran egregor de su enseñanza, sus principios, sus amistades y vive en el corazón de aquellos que fuimos parte de él.

     Curiosamente la empresa constructora que compro esa esquina para erigir un edificio, respeto y dejo la fachada de la galería del viejo Sieg Ventus en el primer piso del edificio de Figueroa Alcorta 291. Cada vez que paso por allí la magia del lugar me vuelve a transportar a esos tiempos, y me recuerda todos los preceptos y consejos del ‘Profe’



Guillermo A. Gigena



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