El Legado de los Hierros


 

EL LEGADO DE LOS HIERROS


     La creencia popular es que aquellos que hacen pesas solo piensan en su cuerpo y viven mirándose al espejo y se los tilda de ‘Narcisistas’, y hasta se dice que ni siquiera piensan, y que ‘mucho cuerpo, pero poco o nada de cerebro’.

Que pueda haber individuos que se ajusten a estos estereotipos que mencionamos recién, no significa, como en todo orden de la vida que se pueda generalizar, y medir y juzgar a todos por igual.

Algunos tuvimos la fortuna de iniciar nuestras prácticas de pesas con un Maestro, que la primera semilla de crecimiento que puso en nuestra mente, fue la de hablarnos de un crecimiento DUAL. Cuerpo y Mente, al unísono en una melodiosa armonía de esfuerzo y superación constante, en busca de un objetivo trascendente para nuestras vidas. Pudimos entonces comprender desde un comienzo que el resultado no estaba en el espejo, sino dentro nuestro.

Crecimos física, mental y espiritualmente en un perfecto equilibrio de superación individual. No somos una mera conjunción de cuerpo, mente y espíritu, estos tres componentes son una triada que conforma una Unidad en sí misma, y si somos conscientes de ello, cada paso que damos en alguno de estos aspectos, es acompañado por un crecimiento en los otros dos,

Bendita Sinergia ¡!!.


De que me sirvió en mi humilde caso particular mi fraternidad con los Fierros? 

De muchísimo Me enseño que si no hay esfuerzo y dedicación no hay progreso, me enseñó a no maldecir mi dolor, sino a agradecerle que gracias a él puedo crecer.

La hipertrofia muscular se produce cuando entrenamos tan duro e intenso, que ese dolor que sentimos nos indica que hubo una rotura en la fibra muscular, pero nuestro cuerpo es tan sabio y maravilloso,que, de las cenizas del fuego de ese dolor, tal cual AVE FENIX, resurge, repara el daño celular y CRECE, se hipertrofia, para prepararse a un nuevo duelo con el entrenamiento. 

Nuestra Alma es igual, después del más intenso dolor, por algún acontecimiento de la vida, se repone, se recupera y también resurge de entre las cenizas de la angustia, y RENACE, y se prepara para otra situación adversa, pero siendo ahora MAS FUERTE que antes.

Las vicisitudes y problemas de la vida son como una serie de algún ejercicio, allí están, nos esperan y desafían. Si tomo distancia y no los enfrento me vencieron, no creceré. Pero si tomo coraje y comienzo mis series, superando el umbral del dolor, al final de ese ejercicio y después cuando descanse, creceré. Al igual pasa con los problemas. Decía un atleta por allí ‘ los problemas son como una barra cargada con pesas, los enfrento, me los cargo al hombro y hago una serie de sentadilla con ellos, y creceré’

La química corporal, solo difiere formalmente de la Alquimia Espiritual, en el fondo son lo mismo, y si logramos hacer crecer nuestro cuerpo, conociendo la correspondencia con nuestros estados interiores, tendremos la fórmula mágica de nuestro progreso interior.

En mi caso, no encontré la ‘PIEDRA FILOSOFAL’ pero mi Maestro Rubén Martínez en mi juventud me lego el ‘HIERRO FILOSOSAL’. Aprendí a través de dolor, de la perseverancia, a superar mis propios límites, en busca de esa tan ansiada, VICTORIA DUAL, cuerpo y mente.

Me enseño que los peldaños de la escalera que conduce a nuestra superación como Seres Humanos, son esfuerzos que se realizan primeramente en el plano físico. Muchos grandes maestros se refirieron a esa Coagulación Alquímica de Cuerpo y Alma.

José Ingenieros decía ‘un brazo vale cien brazos cuando lo mueve un cerebro ilustrado, y un cerebro vale cien cerebros, cuando lo sostiene un brazo firme’.

Difícilmente un cuerpo débil, pusilánime y enfermo, pueda contener un espíritu fuerte que ascienda a elevados niveles de conciencia.

El ‘Profe Martínez’ decía: ‘Su cuerpo es una valiosa posesión que usted debe cuidar, desarrollar y vitalizar solícitamente, es el Pilar que sostiene sus más queridos ideales, es el instrumento mediante el cual, su mente realiza en lo material los planes concebidos en lo espiritual’.

Solo aquellos que nos hemos sumergido en una serie de pesas hasta llegar al umbral del dolor intenso, sabemos los estados de euforia e iluminación que se generan en otros planos en nuestro interior, mientras realizamos ese ejercicio.

Y la satisfacción posterior, de habernos vencido a nosotros mismos, a nuestras inseguridades, a nuestros prejuicios, demostrándonos que siempre podemos crecer un poco más, aunque sea doloroso. Solo de esa forma somos conscientes de los límites que somos capaces de superar.

Volviendo al inicio de este breve escrito, debo decir que si, que hay quienes entrenan y viven para mirarse al espejo, pero aquellos que fuimos instruidos, en el arte del Crecimiento Dual, también miramos un espejo, pero es el espejo que está en nuestro interior, ese espejo que no nos miente y es implacable al momento de decirnos si crecimos o no, si superamos nuestras metas o no, si somos mejores personas o no, si evolucionamos o no.


Dedicado al Gran Maestro ‘Profe Martínez’ quien siempre nos habló, y predico con su ejemplo la VICTORIA DUAL , de Cuerpo y Alma, ya el nombre de su Escuela Psico-Fisica lo decía SIEG-VENTUS , VICTORIA JUVENIL, VICTORIA DUAL.


Guillermo A. GIGENA

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