Antioxidantes



¿Se te ha ocurrido alguna vez que podemos oxidarnos por dentro? Bueno, lo creas o no, eso es una realidad.

Cuando eso ocurre, además de provocar efectos negativos en la salud, también constituye un lastre que nos impide progresar muscularmente.


Afortunadamente, los antioxidantes existen:

    Todas las sustancias químicas que el cuerpo necesita para vivir deben obtenerse de los alimentos, excepto una: el oxígeno que obtenemos del aire que respiramos, y  curiosamente es la más imprescindible para la vida. El cuerpo humano puede sobrevivir sin comer unos 90 días y sin beber un poco más de 7-8, en cambio, ¿cuántos minutos serías capaz de estar sin respirar? Muy pocos


Todavía recuerdo la primera vez que escuché a alguien mencionar la palabra antioxidante. Pensé: “¿Qué quieres decir con ANTIOXIDANTE? Se supone que necesitamos oxígeno para vivir. 

Al menos, la mayoría de los médicos con los que hablo parecen pensar que la respiración es importante... Pero también, desde el punto de vista de los atletas, es un elemento químico vital para que las células del cuerpo creen energía. Si esto es así, ¿por qué tomar un suplemento que lo previene?”.


No podía entender la necesidad de antioxidantes hasta que profundicé en el tema.


Oxígeno y radicales libres:

El oxígeno es un elemento que juega un papel esencial y muy activo en el sistema. En el torrente sanguíneo se combina con una gran cantidad de compuestos durante el intercambio molecular que se produce de uno a otro. Lo crea o no, algunos de los compuestos que se forman pueden dañar los tejidos del cuerpo humano. 




Se denominan radicales libres y se caracterizan por ser muy inestables y por reaccionar con otras células provocando anomalías. Éstas, a su vez, están vinculadas a numerosas afecciones degenerativas: aterosclerosis, envejecimiento prematuro, artritis y otras enfermedades inflamatorias, nefropatía, cataratas, enfermedades inflamatorias intestinales, colitis, disfunciones pulmonares, pancreatitis, reacciones a determinados fármacos, lesiones cutáneas e incluso cáncer.


Pero la formación de radicales libres en el cuerpo no es un fenómeno infrecuente. Puede ser el resultado de ataques ambientales que amenazan a las personas en la vida diaria.

Estos incluyen la radiación ionizante del sol, los rayos X, las emisiones industriales, el óxido nítrico del escape de los automóviles, el humo del tabaco, el alcohol, las grasas saturadas y los productos químicos que contienen algunos alimentos, el agua y el aire.



La generación de radicales libres:

Como ves, todos los individuos estamos expuestos a los efectos nocivos de los radicales libres, por lo que el consumo de antioxidantes es beneficioso para todos, incluso para quienes no practican ninguna actividad física.

Sin embargo, examinemos cómo afecta todo esto a los atletas que entrenan con pesas y hacen cardio todos los días. Los radicales libres son un tipo de subproductos naturales generados por el propio metabolismo. 





También pueden ocurrir en momentos de estrés que sufre el cuerpo como consecuencia del entrenamiento de alta intensidad. De hecho, el daño que provocan estas moléculas en el tejido también suele denominarse estrés oxidativo. Veamos con más detalle cómo se produce y cómo perjudica a los deportistas.







Para empezar, veamos brevemente la composición de las células y las moléculas para que podamos entender mejor el funcionamiento del proceso de los antioxidantes y los radicales libres.

Como todos sabemos, el cuerpo está formado por muchos tipos de células, que se descomponen en moléculas. 
Estos también se dividen en uno o más átomos de uno o más elementos unidos por enlaces químicos.  Los bloques estructurales de estos átomos o elementos son, por un lado, el núcleo (centro) y, por otro, los neutrones, protones y electrones. El número de protones (partículas con carga eléctrica positiva) en el núcleo atómico determina el número de electrones (partículas con carga eléctrica negativa) que rodean al átomo. Los electrones intervienen en las reacciones químicas y constituyen la sustancia que une el conjunto de átomos, dando lugar a una molécula. Estas partículas cargadas negativamente giran en órbitas circulares, llamadas capas, alrededor del núcleo atómico. 







Es el mismo movimiento que hace la luna alrededor de la tierra o los planetas alrededor del sol. La capacidad máxima de la última capa, la interna, es de dos electrones, de modo que, cuando está llena, estos empiezan a ocupar la siguiente capa, que sólo puede contener ocho electrones, y así sucesivamente. 




El factor que determina el comportamiento químico de un átomo es el número de electrones contenidos en la capa exterior. Si está lleno (presenta un equilibrio de electrones para que estén en la misma proporción que los protones), el átomo tiende a no reaccionar con los demás, por lo que se le llama átomo neutro. 


Sin embargo, algunos cuya capa exterior no ha alcanzado su capacidad máxima, roban electrones de otros átomos o donan algunos propios para alcanzar la paridad y, de esta forma, volver a estabilizarse. La unión de dos átomos mediante el uso mutuo de electrones de sus respectivas capas externas es el método más frecuente y efectivo para que una molécula mantenga su estabilidad.


Esto nos lleva a hablar de los radicales libres.

Como ya se mencionó, los átomos intentan mantener la estabilidad y los que están unidos por el uso mutuo de un electrón casi siempre lo logran. Sin embargo, hay ocasiones en que los enlaces químicos son débiles y se pierde un electrón, de modo que uno de los átomos o moléculas se convierte en una partícula inestable en busca de otro electrón. Este es un radical libre y, como tal, toma uno de los electrones de otro átomo para estabilizarse, dando lugar a otro radical libre que actuará de la misma manera. Esta reacción en cadena puede acabar interrumpiendo el comportamiento de toda la célula, ya que estas entidades químicas nocivas se quedan con los electrones de los ácidos nucleicos, las proteínas o las enzimas. 






Además, la célula no puede estabilizarse por sí misma , debido al estrés oxidativo que se produce en ella.



En general, esta alteración tiene lugar en las mitocondrias y en el ADN. Las mitocondrias son las principales proveedoras de energía del músculo, por lo que si su estructura cambia, dejan de ser fuentes efectivas de energía e incluso pueden provocar fatiga crónica y fibromialgia. Si el ADN varía y no funciona como debería, el organismo no puede transportar la información genética (que incluye la síntesis de las proteínas necesarias para el mantenimiento y reparación celular) que la célula necesita para realizar sus funciones. Si el sistema no crea suficientes proteínas, los tejidos musculares dejan de crecer y reconstruirse como deberían y esto se traduce en una pérdida de tiempo invertido en el entrenamiento. Los resultados serán mínimos.







Antioxidantes:


     Por suerte para todos nosotros, existen superhéroes naturales conocidos como antioxidantes, compuestos capaces de donar un electrón de su capa exterior sin volverse inestables y sin cambiar sus características. 



Esto les permite neutralizar los radicales libres y evitar que sus reacciones en cadena causen daño a la célula. El cuerpo produce naturalmente antioxidantes para inhibir el efecto de los radicales libres generados.





En concreto, produce sustancias enzimáticas antioxidantes (superóxido dismutasa, catalasa y glutatión peroxidasa) que actúan como catalizadores biológicos, es decir, como donantes de electrones que degradan, neutralizan y detoxifican estas partículas nocivas. Sin embargo, el cuerpo no siempre logra mantener una cantidad suficiente de antioxidantes. 




Afortunadamente, disponemos de una amplia gama de alimentos que aportan al organismo los bloques estructurales necesarios para que pueda crear las mencionadas enzimas (también existen suplementos que contienen estas sustancias y suelen venderse en tiendas de nutrición). Solo me detendré en los nutrientes más comunes:



La vitamina A es una de las más conocidas por sus sorprendentes propiedades antioxidantes. 
Es vital para el mantenimiento de la piel y las mucosas o los revestimientos internos del cuerpo. Así, al fortalecer ambos tejidos, este nutriente evita que las agresiones ambientales penetren en el organismo y generen radicales libres. También es inmunoestimulante, ya que activa la función de los leucocitos y los anticuerpos (las defensas del organismo).


El betacaroteno , también conocido como provitamina A, es un pigmento que le da a las zanahorias, las frutas amarillas y las verduras ese color distintivo y llamativo. El pigmento, que el cuerpo convierte en vitamina A, ha demostrado ser un antioxidante muy eficaz. Parece mejorar el funcionamiento de la glándula timo y participa en la producción de interferones, el principal combustible del sistema inmunológico y el agente que lucha contra las infecciones virales. Por eso es inmunoestimulante, como la vitamina A.


Las vitaminas B2, B3 y B6 también tienen propiedades antioxidantes. La B2 (riboflavina) juega un papel crucial, ya que produce glóbulos rojos (y por tanto aumenta la energía a la hora de realizar el entrenamiento) y hormonas y regula el crecimiento y desarrollo del individuo en cuestión. Por otro lado, es fundamental para que las demás vitaminas del grupo B puedan realizar sus funciones, ya que actúan junto con ella. Asimismo, aumenta la energía de las células, aunque su labor más importante es la de promover un estado óptimo de salud mediante la síntesis de células que conducen a una mejora del sistema inmunitario, del aparato respiratorio y del aparato digestivo.




La vitamina B3 (niacina) contribuye al buen funcionamiento de más de 200 enzimas metabólicas. 
Participa en un gran número de funciones corporales, entre las que se encuentra la síntesis de hormonas y glóbulos rojos, así como la liberación de energía a partir de lípidos, carbohidratos y proteínas. Los estudios demuestran que esta vitamina está involucrada en la reducción de las concentraciones de colesterol y triglicéridos. El pollo, la carne roja, el atún y la leche, algunos de los alimentos favoritos de los culturistas, son ricos en este nutriente.


La función más destacada de la vitamina B6 es la de actuar como coenzima, es decir, como catalizador de aquellas enzimas que necesitan un apoyo para realizar sus funciones (de hecho, participa en más de 70 funciones enzimáticas). 
Los neurotransmisores, las proteínas y los glóbulos rojos necesitan vitamina B6 para su formación. Cabe señalar que se trata de una sustancia imprescindible para transformar los alimentos en energía (o, dicho de otro modo, para convertir el glucógeno en glucosa).


La vitamina C (o ácido ascórbico) es otra de las más conocidas. 
Por lo general, se concentra en frutas y la mayoría de los suplementos con propiedades antioxidantes. Además, es hidrosoluble, por lo que si tomas más de lo debido, el cuerpo eliminará el exceso a través del sudor y la orina. Se ha comprobado que la ingesta de este nutriente específico combate los radicales libres producidos por las toxinas ambientales. Los estudios muestran que las personas que fuman no tienen suficiente vitamina C y necesitan un promedio de 2000-3000 miligramos por día para contrarrestar los efectos negativos del tabaco. 







Asimismo, esta sustancia orgánica impulsa y genera una gran cantidad de reacciones fisiológicas que permiten mantener un buen estado de salud (un catalizador ayuda a acelerar y producir este tipo de reacciones). Las personas que hacen ejercicio y que, por tanto, necesitan tener unos tendones sanos y fuertes, deberían tener en cuenta este nutriente. No olvides que la vitamina C es fundamental para evitar la degradación del tejido conjuntivo.



La vitamina E ha cobrado especial importancia debido a sus propiedades antienvejecimiento. Además, es vital para proteger la salud del sistema reproductivo, estimular la circulación sanguínea y prevenir enfermedades del corazón. Su capacidad para evitar que los efectos dañinos de los radicales libres afecten las membranas celulares lo convierte en uno de los ingredientes clave en los suplementos de todos los atletas. Como ya se ha explicado, los radicales libres deterioran las membranas celulares y esto conduce a la muerte celular prematura.






Además de generar energía en el interior de la célula, el ácido alfa lipoico es otro gran antioxidante. 




La sustancia es tan eficaz que, en Alemania, ya se utiliza en el tratamiento de la neuropatía diabética y el SIDA. Estudios científicos han demostrado que el ácido alfa-lipoico protege y regenera los nervios que han sido blanco de los radicales libres. La investigación sobre el SIDA ha concluido que este nutriente también apoya el sistema inmunológico y previene la replicación del VIH, al reducir las concentraciones de radicales libres en la sangre.


Existe una gran variedad de elementos que actúan como antioxidantes y que defienden al organismo del ataque de los radicales libres. La coenzima Q-10, los arándanos, las semillas de uva, la corteza de pino, el ginkgo biloba, el selenio, el zinc y el cobre son ingredientes fáciles de encontrar en ciertos alimentos y suplementos.

Protejámonos de los radicales libres con una buena nutrición y suplementación.

Una dieta equilibrada compuesta por carnes, verduras y frutas es lo que necesita un deportista para mantener un equilibrio óptimo de antioxidantes naturales que combatan la producción de radicales libres y, así, liberar al organismo de cualquier obstáculo que impida su crecimiento y progreso. Además de fortalecer y mejorar la condición física, la ingesta de productos con antioxidantes reduce el riesgo de padecer enfermedades u otros trastornos.


No caigamos en las garras de los radicales libres. Dedica  un poco más de tiempo a preparar tus comidas y acude a la dietética de productos naturales más cercana para hacerte con aquellos suplementos capaces de vencer el ataque de estas partículas nocivas. Recuerda que los antioxidantes son el arma perfecta para inhibir los efectos devastadores de los radicales libres en tejidos y músculos.




No te limites a pasar horas y horas en el gimnasio. Si te falta la cantidad suficiente de antioxidantes, la inversión de tu tiempo será en vano...

Por Kyawnee Snow




Lee mas:


https://www.botanical-online.com/medicinalantioxidantes.htm

http://www.naranjaslola.com/blog/salud/los-antioxidantes-que-produce-nuestro-cuerpo.html.





Dr. La Rosa Sebastián:








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