¿Estamos a tiempo...(continuación)


     En el Mr Olympia que dio lugar a la mítica película Pumping Iron sólo había tres competidores por encima de los 90 kilos, Arnold, Nubret y Ferrigno y estarás de acuerdo en que esos eran físicos excepcionales.



Hoy pesan eso y más, montones de chicos de competiciones locales.

Sí, hoy existen más métodos de entrenamiento (o son más difundidos), más equipamiento en los gimnasios y un amplio abanico de suplementos nutricionales dónde elegir, pero ¿es esa la razón de esa diferencia?

Hoy la obsesión es ir más lejos, ser más grande, estar más recortado, más seco… el único objetivo es ganar. Y para eso están dispuestos a lo que sea.

Pero nadie parece preocuparse por cómo están estos culturistas por dentro.
Nadie habla ya de la salud en el culturismo moderno. 

Al contrario, se da por sentado que para estar ‘fuerte’ hay que asumir ciertos riesgos, como algo inevitable y normal.

Antes los culturistas se vanagloriaban sobre todo de estar sanos y de que el culturismo les proporcionaba por encima de todo vitalidad y una salud de hierro.


Muchos llegaban al entrenamiento para superar problemas físicos, como asma, entre otros, y este deporte hacía milagros con su salud.

En el culturismo moderno la salud es secundaria o simplemente ni siquiera entra en la ecuación.

Ahora los mejores físicos deben estar muy grandes, exhibir una definición extrema, muchas venas por doquier y casi ni una gota de agua subcutánea.

El espectador quiere ver lo increíble, lo imposible, lo más excesivo y la palabra monstruo adquiere aquí connotaciones positivas, de admiración.

Lo triste es que en muchos casos esos atletas que evolucionan sobre el escenario y que deberían ser el epitome de la salud, están en peores condiciones de salud que el público asistente a la competición, porque para empezar están gravemente deshidratados y en verdadero peligro.

Durante décadas los culturistas no solamente parecían fuertes y saludables, sino que lo eran realmente y además ágiles, atléticos, flexibles y capaces de hacer numerosas proezas físicas.

Eran todo lo que sus cuerpos musculosos reflejaban. Y la mayoría ha ido envejeciendo muy lentamente, manteniendo gran parte de sus capacidades hasta los últimos años de su vida y una salud de hierro.

¿Podremos decir lo mismo de los actuales culturistas? Me temo que no.

El enfoque extremo se ha vuelto una locura. He oído cosas que me desaniman, como algunos que reducen las horas de sueño durante la preparación para competir a fin de elevar el ritmo metabólico y quemar más grasa, y luego están todos esos fármacos para alterar el entorno hormonal, testosterona, hormonas de crecimiento, insulina, tiroides, diuréticos, anti-estrogénicos y otros para contrarrestar los efectos perniciosos de los demás.




Ronny Coleman


Experimentan con cualquier cosa. No les importa jugar a la ruleta rusa.

La mayoría de estos culturistas no se preocupan de lo que puede pasar por dentro, ni ahora ni mucho menos en 30 años, sólo cuenta lo externo, animados por aquellos que tienen interés (económico) en que no salgan de ese ciclo y que les proporcionan una falsa seguridad diciendo que es lo normal. “Todo el mundo lo hace y ahí están”.

Lo que más me entristece es que todo ese riesgo es casi por nada, porque, excepto un puñado, muy pocos podrán ganarse la vida con esto. Se exponen a llegar a un punto sin retorno por nada.

El culturismo puede que nunca vuelva a sus orígenes, aquellos tiempos en que se vivía según unos ideales dónde predominaba la salud, la camaradería y el bienestar físico. 

Lo cierto es que ese mismo camino lo han seguido otros deportes, dónde el ganar a cualquier precio es el único objetivo.

Al caer en esa obsesión el culturismo ha perdido su auténtica esencia. Nos hemos vendido por un título.

Es difícil hacer ninguna predicción en el mundo de los deportes siempre cambiante y dónde la presión crece, pero creo que el culturismo moderno se ha alejado mucho de sus raíces, que profundizan en valores como salud, estética, fortaleza, agilidad, vitalidad, longevidad y sentido común.

Y es eso una verdadera pena.


POR CÁNDIDO MORO
MUSCLEMAG 293                                                                                                www.musclemag-es.com





Algo más más leer:.....


Culto al cuerpo:

o cómo sobrevivir al mito de la eterna juventud


El cuerpo se ha convertido en objeto de deseo, un objeto sagrado al que se le colma de atenciones y se le dan todos los caprichos.




 Vivimos una sociedad donde el cuerpo ha pasado a ser el nuevo dios a venerar. Belleza, salud, paz interior, deporte… muchas de nuestras actividades diarias e incluso nuestras preocupaciones tienen que ver con el bienestar corporal. En esta nueva actitud individualista, cualquier esfuerzo es poco para conseguir el objetivo: más disfrute y eterna juventud. Sobre estos y otros conceptos hemos hablado con un sociólogo, una psicóloga y un psicoanalista. También sobre el complicado papel de la vejez en una sociedad que busca insistentemente el mito de la eterna juventud.




El cuerpo se ha convertido en objeto de deseo, un objeto sagrado al que se le colma de atenciones y se le dan todos los caprichos. Es como si se hubiese abandonado el monoteísmo y estuviéramos recuperando lo valores de la Antigüedad griega o romana. “Este culto acompaña la descristianización de nuestro mundo: el cristianismo ha considerado siempre al cuerpo como ‘lugar del mal, del pecado’ y le ha convertido en objeto de sanciones y mortificaciones. Era necesario despreciarlo o ignorarlo para conseguir una vida auténticamente piadosa” comenta el filósofo y sociólogo francés Gilles Lipoversky, teórico de lo que se ha dado en llamar ‘la segunda revolución individualista’.




Actualmente, la sociedad ha dado la espalda a ese modelo ascético de negación del cuerpo, y quiere rehabilitar el disfrute terrenal, dignificando y reivindicando sus placeres. Y si antes era algo de lo que había que avergonzarse, hoy todo (medicina, publicidad, productos  de consumo, medios de comunicación…) nos invita a amarlo y a disfrutarlo. “No es que estemos recuperando un mundo de religiones paganas; lo que estamos viviendo es un nuevo universo de individualización y de tecnicizacion infinitos” concluye el filósofo francés.

Corta aquí, estira allá

 Esta nueva corriente lleva asociada una nueva actitud: la del ‘miedo a envejecer’. La vejez como algo de lo que huir, algo rechazable y, en ocasiones, hasta de mal gusto. Este nuevo narcisismo social, cuyos cantos de sirena alaban la belleza efímera, obliga a pasar por las clínicas de cirugía a estética, a veces de manera ansiosa, a millones de mujeres y hombres de todo el mundo.

“La mayoría de los pacientes que demandan cirugía estética, -comenta el Dr. de la Fuente, jefe de la unidad de cirugía plástica del hospital Ruber Internacional de Madrid-, suelen tener unas expectativas realistas y no desean más allá, afortunadamente, de lo que se puede conseguir actualmente, lo cual es bastante en muchos casos. En cualquier caso, si las expectativas no son realistas es mejor que los pacientes no se sometan a estas intervenciones”.


En su clínica, entre las técnicas de rejuvenecimiento, las más solicitadas son la blefaroplastia, el lifting frontal, que se asocia a rejuvenecer el entorno de ‘la mirada”; también el lifting facial y cervical para corregir la flaccidez de estas zonas y restablecer el óvalo facial. Asociadas a estas técnicas o independientemente, el lipofilling, término usado para denominar al hecho de rellenar con grasa aquellas zonas faciales en las que se ha perdido volumen como consecuencia del envejecimiento.

 

A la cuestión de la hasta dónde debe intervenir la cirugía para mantener la naturalidad en un rostro, el doctor de la Fuente es claro: “En un rostro maduro hay signos que no tienen por qué desmerecer el atractivo de una persona, por ejemplo determinadas arrugas de expresión, unos surcos no muy marcados… Sin embargo, unas bolsas muy marcadas en el entorno de los ojos, un cuello con excesiva flaccidez, una expresión de tristeza por unas cejas muy caídas, etc, pueden contrastar con un aspecto de jovialidad y mentalidad del paciente”.

 

Maduros discriminados

 

Esta nueva manera de comportamiento social donde el cuerpo es el nuevo tirano, trae consigo un miedo angustioso a envejecer, motivado fundamentalmente por la discriminación que sufren las personas mayores y que parten de los estamentos políticos y comerciales, porque si unos los ven como seres improductivos y que producen un gran gasto social, los otros no apuntan menos alto y los desprecian porque yo no sirven como consumidores. “Se trata de una discriminación como la que puede hacerse a personas de otra raza o de otra cultura, o personas con un nivel social más bajo. Se genera una sociedad egoísta, individualista y egocéntrica, con unos valores que miran más por la forma que por el fondo”, comenta Raquel López-Vergara, psicóloga, directora de Grupo Crece. “Los valores de nuestra cultura cada vez más global, – continúa López-Vergara-, son la belleza, la juventud, la competitividad valorada en términos de cantidad y de rapidez, con lo que las personas mayores han pasado a un segundo plano”. Y en ese ‘vales por lo que consumes, por lo que produces y por la imagen que tienes’, no pueden competir las personas mayores que no consumen más, no ya por tener un menor nivel adquisitivo, sino porque gastar si no es necesario o despilfarrar no forma parte de sus valores. Ante este triste panorama la directora de Grupo Crece insiste en la educación como única salida. “La educación es muy importante para difundir valores pro-sociales entre los más jóvenes en torno a un consumo sostenible y racional, la aceptación y valoración de la propia imagen, el valor del esfuerzo y la perseverancia, el desarrollo del sentido crítico para no dejarse manipular por los que promueven esa sobre-valoración de la juventud y del cuerpo”.




 Envejece tú, que yo estoy viviendo

 

“Los mayores llevan consumiendo años y si ellos fueron capaces de pensar en ese capital simbólico producido les reportará una vejez digna” comenta el psiquiatra Carlos Fernández del Ganso, que ofrece una visión diferente de ese rechazo social a las personas mayores. Para él, todo depende de la percepción que tengamos de nosotros mismos. “Si espero a que ‘otros’ vengan a solventar la madurez me estoy equivocando. El mercado del consumo y de la producción debe pensar en la vejez como futuros clientes porque el sexo no cae y sus bocas desean manjares, su piel desea caricias…”, comenta el psicoanalista. “No hay que tener miedo a envejecer, hay que producir la salud y la cultura de cada edad. Ningún Estado, Universidad, Ayuntamiento, Institución se ocupa de eso. Cada sujeto debe construirse las relaciones sociales que le permitan crecer entre humanos”.

Para terminar, el psiquiatra apunta una receta como actitud ante la vida madura: “Hablar, leer y escribir nos permiten un amor social. Trabajar con otros, entre otros o leer poesía, que anticipa las realidades más civilizadas, nos puede servir de guía. Hacer el amor con palabras, incluirse en proyectos sociales, psicoanalizar los sentimientos hostiles frente a nuestra propia vejez, analizar los prejuicios colabora en gozar cada edad. Y para concluir unos versos del poeta Miguel Óscar Menassa que dicen:

 

Miguel de Santos6 junio, 2017

 

Sugerencias de lecturas

– “La era del vacío”,  de Gilles Lipovetsky

Editorial Anagrama.

 

– “Después de Ganímedes”, de Juan Carlos Uriszar

Egales Editorial.

 

– “El retrato de Dorian Gray”, de Oscar Wilde

Editorial Errepar



DIARIO DE UN FISICOCULTURISTA noreply+feedproxy@google.com


El Fisicoculturismo y la aparición de los gimnasios en Lugo


Posted: 23 Jun 2022 08:12 AM PDT

  • Cuna de atletas de extraordinaria fuerza física y desarrollo muscular, Lugo fue una de las primeras ciudades españolas donde se organizó hace 40 años un Campeonato de España de Culturismo. 
  • Actualmente Lugo es la ciudad de España con más gimnasios por número de habitantes.

Foto Arriba: Los verdaderos pioneros o padres del deporte del fisicoculturismo, y fundadores de los primeros gimnasios en la ciudad de Lugo, de izquierda a derecha: Miguel Navarro Vázquez (Pirulo), Pedro Seijo Formoso, Abelardo Buján Casas, Fernando Coria Barreiro y Rafael Rivera Cela. Foto: F. CORIA

Hace muchos años, pero muchos, la gente no se preocupaba por el aspecto que tenía. Lo más importante era poder conseguir alimento y cobijo, y el resto, se remitía a poder ver reflejada en sus ojos la mirada de alguien muy querido o apreciado. Pero las cosas han cambiado bastante. Tras la Segunda Guerra Mundial y a principios de los años 50, el deporte del fisicoculturismo se hizo muy popular en muchos países de Europa (Reino Unido, Italia, Alemania, Suiza, Grecia y especialmente en Francia), donde adquirió características de auténtico fenómeno social y se desarrolló consiguiendo una aceptación que muchos nunca hubieran imaginado jamás, pues cada día aumentaba el número de personas que se preocupaban ya más de su aspecto físico, que del hecho de conseguir comida y abrigo.

Pese a lo anterior, los españoles no se pasaban mucho por el gimnasio, pues en nuestro país no había conciencia del entrenamiento con pesas como medio para transformar el cuerpo, para incrementar la capacidad física, prolongar la vida o potenciar la salud. En esa época, los ciudadanos ignoraban las bondades del ejercicio físico en general y las del fisicoculturismo en particular, es más, durante bastantes años a los culturistas se les criticaba “hacer pesas” porque estaba mal visto que se cultivara el cuerpo y se decía que practicar el levantamiento de pesas tenía una serie de efectos perniciosos como que: te embrutecía y deformaba el cuerpo, te agarrotaba los músculos, que no podías tener hijos, que te frenaba el crecimiento o te quedabas calvo, y otras lindezas, que si esto fuese verdad lo desaconsejaban totalmente de plano, sin embargo, aquellos que entrenaban de forma regular con pesas sabían que eso eran “auténticas chorradas” y algo absolutamente incierto, y que sus beneficios eran precisamente todo lo contrario, como desde hace años lo afirman la clase médica y los licenciados en Educación Física (INEF). Incluso hubo una época en la que la gente de la calle se llegó a creer, que, para desarrollar los músculos, con tomarte unas pastillitas o extenderte una cremita se te inflarían como si se trataran de neumáticos, pero como el que ignora suele ser atrevido, nuestros detractores lo son más por desconocimiento que por auténtica maldad. 

El único deporte con pesas que en España se podía practicar y competir oficialmente sin ser criticado, era la halterofilia (uno de los deportes base del Olimpismo y que desde los tiempos de los griegos constituyó los cimientos sobre los que se edificaron los restantes deportes), que curiosamente a nivel internacional su federación tuvo integrado al culturismo desde 1950 hasta 1968, denominándose “Fédération Internationale Haltérophile et Culturiste”, lo que hacía que muchos aficionados al culturismo se acercaran a ella, atraídos por ese reconocimiento, aunque sus verdaderas pretensiones fuesen entrenar para obtener unos músculos fuertes y desarrollados.

Insignia de la FIHC, con un culturista y una barra de levantamiento, creada con motivo de la adopción del Fisicoculturismo en el seno de la Federación Internacional de Halterofilia.

Ahora bien, al hablar del deporte del fisicoculturismo y de la creación de gimnasios en Lugo, no es sencillo resumir en unas líneas una trayectoria que ocupa cinco décadas o lo que es lo mismo medio siglo, pero sí hay una manera de poder hacerlo, que es a través de las personas que contribuyeron a darle aire y pulo a una industria que el pasado año 2021, en los más de 5.700 gimnasios repartidos por todo el territorio español se contaba con más de 5,1 millones de socios practicantes de diferentes modalidades que facturaron un total de más de 2.300 millones de euros, personas que con su entusiasmo, dedicación y esfuerzo se fueron pasando el testigo del mensaje de que el cuerpo no es una percha sobre la que se cuelgan ropas, sino, el templo vivo de la belleza y la fuerza, pues con unas pasables condiciones de voluntad puede ser adecentado y engrandecido, transformándolo así, en un monumento andante de salud y vigor.

Atletas lucenses posando tras la entrega de trofeos en un Campeonato Gallego, de izquierda a derecha: José Díaz, Abelardo Buján, Suso Gandoy, Fernando Coria y un atleta de Viveiro. Foto: CORIA

Ciñéndonos a la ciudad de Lugo, los primeros héroes de nuestro deporte, surgen a finales de la década de los 70 cuando entonces ya en nuestro país, los pesimistas (que no pesistas) dan paso a los culturistas, y aparece el primer corpúsculo de atletas culturistas integrado por: Fernando Coria Barreiro, Miguel Navarro Vázquez (Pirulo), Rafael Rivera Cela, Pedro Seijo Formoso, Juan Gabriel Pérez Martín y todos ellos liderados por Abelardo Buján Casas, atletas que valientemente libraron en aquellos tiempos incontables batallas en su búsqueda del cuerpo musculoso, de la fuerza hercúlea y la vida saludable, al tener que soportar numerosas críticas e injustos comentarios como ya citamos, pues el culturismo fue una especialidad deportiva atacada en exceso, que en España se veía su práctica como un escándalo para la moral, por lo que estaba estigmatizado, y por ello no estaba ni siquiera considerado deporte como sí lo está hoy en día, al ser reconocido como modalidad deportiva por el Consejo Superior de Deportes, aunque otro gran obstáculo que también tuvieron que librar estos pioneros, fue la falta de equipamiento, pues hasta bien entrados los años 80 no existían en nuestro país fabricantes de máquinas de musculación, y por aquel entonces, es decir, en 1977-78, el único sitio en Lugo donde se podía encontrar alguna barra de levantamiento, discos de pesas, espaderas y bancos de press, era en el prestigioso Club Fluvial, una entidad de solera considerada una pieza fundamental en la vida social, cultural, recreativa y deportiva, adelantada a su tiempo, que ya disponía de este equipamiento básico que utilizaron quienes aspiraban a construir un físico un poco mejor, y en donde se puede decir, se sembró la primera semilla de los pesistas lucenses, la cual daría su fruto con el paso de los años, al convertir a Lugo en la ciudad de España con más gimnasios por número de habitantes.

Edificio que albergaba el gimnasio del Club Fluvial, una entidad de solera considerada una pieza fundamental en la vida social, cultural, recreativa y deportiva de Lugo. Foto: WEB CLUB FLUVIAL

Corría el año 1979, cuando, motivados por los progresos físicos  alcanzados tras los entrenamientos que seguían religiosamente a diario  estos entusiastas y la creciente afición a las pesas, Abelardo Buján y Pirulo, acondicionan con máquinas artesanales soldadas por ellos mismos, un espacio privado propiedad de Abelardo, que era el más veterano de ese “núcleo clandestino de la resistencia culturista lucense”. 

Poco tiempo después, de la casa de Abelardo, que además de ser el culturista más destacado, era el mayor del grupo (hoy en día le falta un lustro para cumplir ochenta años), se trasladaron a un espacio también de uso particular que cediera para el mismo menester, Juan Gabriel Pérez Martín, quien a día de hoy y con casi 60 años presenta un físico que bien podía pasar por el de un chico de 25 y aún sigue vinculado a esta disciplina entrenando en el “Gimnasio Sportman” de su íntimo amigo Fernando Coria.

Entrados ya en la década de los 80, y con una sociedad totalmente influenciada por las películas de Arnold Schwarzenegger y Sylvester Stallone y las apariciones televisas de la atractiva Jane Fonda, a nadie se le escapa que acudir al gimnasio es necesario en nuestra sociedad. Quien más y quien menos frecuenta alguno o conoce a alguien que lo hace. No hace falta recordar que nuestro deporte de las pesas sube como la espuma y que los gimnasios privados abiertos al público comienzan a ser un negocio emergente con un futuro muy prometedor. 

Como día a día en las principales ciudades españolas eran más y más las personas de ambos sexos y de todas las edades que se apuntaban a las salas de pesas de los gimnasios, para practicar nuestro deporte, aunque para hacerlo más comercial se fue sustituyendo el nombre de culturismo por: musculación, máquinas-aparatos, fitness y modelaje. Así pues, el futbolista que quería ganar fuerza resistencia y no quería volverse patoso hacía “musculación”, la señora mayor que quería estar en forma y no deseaba que le creciesen los músculos hacía “máquinas-aparatos”, el joven que aspiraba a tener un cuerpo de modelo hacía “fitness”, y la chica que deseaba eliminar la grasa superflua de las caderas hacía “modelaje”, Abelardo hombre emprendedor y trabajador donde los haya, que ya gozaba de un físico impresionante, pues era alto y poseía un desarrollo y una fuerza colosal que lo hacían muy popular en la ciudad, consciente de éste nuevo modelo de negocio, monta en 1980 junto con otro socio, José Manuel Arias Vázquez, el primer gimnasio comercial privado abierto al público de Lugo en la Ronda de la Muralla n° 40, al que deciden llamarle “Gimnasio Forma”, disponiendo ya de una cierta decoración, de vestuarios masculinos y femeninos, de una completa sala de musculación formada con todo tipo de aparatos y máquinas modernas, además de las clásicas, mancuernas, barras y discos de pesas que curiosamente fueron elaborados con el hierro extraído de un desguace de barcos.

Fachada del “Gimnasio Forma” sito en Ronda de la Muralla, nº 40, que dirige con mano maestra Pablo Molina presente en la instantánea. Foto: T.A

Poco tiempo después, el “Forma” experimenta un pequeño cambio, pues tras unos años abierto al público y con un éxito sin precedentes por el prestigio y la popularidad que había alcanzado Abelardo, éste sorpresivamente decide vender su parte a otro socio, y se integra como titular del gimnasio José Luis Illán Couto, que junto con el otro socio fundador lo explotan, pero tras considerarlo bien, ambos empresarios deciden que la mejor opción para darle continuidad es traspasárselo a su actual propietario Pablo Molina Somoza, que desde 1994 lo dirige realizando numerosas reformas que convierten al “Forma”, en el gimnasio de referencia en Lugo a lo que en materia de pesas, musculación y fitness se refiere, pues aunque Molina no procedía directamente del mundillo del culturismo como era habitual en la mayoría de los promotores de los gimnasios de los años ochenta y noventa, si estaba fuerte y poseía unos vastos conocimientos sobre el tema, que hacían y hacen del mismo un entrenador valorado y de prestigio, que está constantemente actualizándose y permanentemente innovando, siendo una garantía para todo aquel que desee ponerse en manos de un profesional que le asesore de manera eficaz y segura.

Este era el impresionante aspecto físico que tras años de sacrificado entrenamiento con pesas alcanzó Pedro Seijo Formoso en la década de los 70-80. Un formidable atleta afincado ahora en Viveiro, donde descansa de una merecida jubilación, tras vivir varios años en Inglaterra donde con ese físico masivo y muy bien proporcionado ganó diferentes concursos culturistas. Foto: F. CORIA

En 1989 se funda otro gimnasio muy popular en la ciudad, el “Gimnasio Sportman”, concretamente en el n° 5 de la calle Cruzamento. Su promotor, Fernando Coria, funcionario de profesión, es también un reconocido culturista lucense que llevaba muchos años entrenando y que poseía un cuerpo que parecía que se había forjado en una fragua, y sabedor del valor que tenía su actividad y del interés que ésta despertaba en esa época donde se montaron gimnasios como bares, lo equipa con todo tipo de máquinas y forra sus paredes con fotografías históricas de famosos atletas de la época.

Hay dos aspectos que sin duda alguna son los más importantes a la hora de elegir un buen gimnasio, el primero es el profesor, y el segundo la atmósfera del mismo. En este gimnasio, la figura del profesor estaba avalada por el prestigio y la experiencia de Fernando Coria, y el ambiente familiar, el compañerismo y la gran camaradería reinante generaba esa ansiada atmósfera de hierros, esfuerzo y amistad. El “Gimnasio Sportman” era el clásico gimnasio para ir a entrenar en serio, uno de esos gimnasios lleno de carácter y alma, que, junto con la decoración del mismo, lo convertía en un santuario para la historia local de este deporte.

Actualmente, Fernando que se encuentra muy próximo a la jubilación, lo mantiene abierto para uso exclusivo de un grupo de amigos que se conocen desde hace más de 40 años y lo frecuentan para realizar sus rutinas de entrenamiento y como punto de reunión.


Fernando Coria ocupando el primer puesto del podium del “I Campeonato de Galicia de Fisicoculturismo”, y fachada del “Gimnasio Sportman” que montó en 1989 donde el ambiente familiar, el compañerismo y la gran camaradería reinante generaba esa ansiada atmósfera de hierros, esfuerzo y amistad. Foto: F. CORIA

Entre medias, Abelardo Buján cuando se desliga del gimnasio “Forma” monta él mismo su propio gimnasio en el nº 165 de la Avenida de La Coruña, al cual llamó “Gimnasio Squash” y por donde pasó media población de Lugo que lo que quería era ponerse en forma y practicar otras disciplinas deportivas que sólo allí se ofertaban. Dicha instalación, presentaba una singularidad nunca vista en otro gimnasio del panorama nacional, que era que disponía de una amplia gama de máquinas de musculación cada una de un color diferente, que obedecía al afán perfeccionista de su fundador de ofrecer lo mejor de cada fabricante. La vista o el olfato comercial de su dueño, hizo que el “Gimnasio Squash” compartiera entrada con una de las siete tiendas de deportes-bazar denominadas “Marathón” que llegó a tener el propio Abelardo repartidas por toda la ciudad. El 30 de diciembre de 2011 un devastador incendio arrasó con las instalaciones.

Fachada del “Gimnasio Squash” que compartía entrada con una de las cinco tiendas de deportes “Marathón” que montara el emprendedor Abelardo Buján. Foto: GOOGLE

Quien sí merece un apartado especial en este trabajo, no sólo por su personalidad, sino también por lo que le depararía la vida, pero sobre todo, por sus extraordinarias cualidades físicas naturales y sus famosas gestas y hazañas de fuerza comentadas y admiradas por toda la geografía gallega e incluso me atrevería a decir que nacional, es, Miguel Navarro Vázquez “Pirulo”, que aunque en sus inicios deportivos practicó el decatlón, destacaba por ser un atleta con una fuerza física algo descomunal y por poseer un cuerpo musculoso que con dos o tres años más de entrenamiento, en otra época le hubiera servido para conquistar perfectamente un título de “Mr. Universo de la NABBA” como lo hiciera Juan FERRERO (El Mr. Universo es un certamen anual que organiza la Federación Internacional de Fisicoculturismo NABBA y que sirve para reconocer al mejor culturista del planeta, o dicho de otra forma, está considerado el máximo honor al que puede aspirar un atleta del deporte del fisicoculturismo en el mundo).

Desgraciadamente, un fatídico accidente de moto allá por el año 1986 cuando él tenía 28 años, en el que a 160 km por hora impactó con la cabeza contra la caja de un camión, que le obligó a aprender a hablar, a escribir, a caminar, etc, segó la trayectoria deportiva de este prodigio de la naturaleza que con sólo oler las pesas desarrollaba sus músculos, pero que, gracias a su fortaleza física, fuerza de voluntad y perseverancia, pudo salvar lo más preciado que tenía, su vida.

Miguel Navarro Vázquez “Pirulo” tras proclamarse 3º en el Campeonato de España de Fisicoculturismo celebrado el 3 de octubre de 1982 en Lugo. Foto: F. CORIA

Las condiciones naturales y la imponente presencia física de Pirulo cuando éste era un chaval, en España, según muchos de los entrenadores de atletismo, gimnasia, halterofilia y culturismo de entonces que he entrevistado, eran únicamente comparables a las que poseyó un famoso lanzador de disco de los años 40 que entrenaba en el gimnasio Moscardó de Madrid y que luego se convirtió en todo un pionero de los entrenadores de fuerza en España al que llamaban el “Maestro de los Maestros”, José Luis Torres Victoria, o mejor, de su discípulo Miguel de la Quadra Salcedo (quien se convirtió años después en un excelente y popular reportero televisivo) atleta olímpico en Roma y que en 1956 llegó a ser campeón de España de atletismo en todas las especialidades de lanzamiento (disco, peso y martillo, excepto en la de jabalina que tanta fama le dio por lograr aquel mítico récord del mundo lanzando la jabalina al “estilo español de Félix Erausquin”), llegando también en halterofilia a poseer por diez años el récord de “dos tiempos”, y en lucha a disputar a Alfonso Chicharro "Hércules Cortés" el Campeonato de España amateur de Lucha Grecorromana en 1954 que ganó Cortés, forzudo que años más tarde en 1962 ganó el título mundial de lucha libre el 17.8.1962 en el Olympia Auditorium de San Francisco (California) derrotando a Fredy Blasi y a quien Robert Kennedy (hermano del que fuera Presidente de los EEUU) le ofreció la nacionalidad norteamericana que rechazó. Pues así era Pirulo, un portento físico que destaca absolutamente en todos los deportes que practicaba, siendo uno de los participantes del “XIII Campeonato de España de Fisicoculturismo” que sorprendentemente se celebró en Lugo el 3 de octubre de 1982, donde se clasificó en tercera posición sin apenas entrenar de manera específica para este deporte, pues él hacía al mismo tiempo gimnasia deportiva, decatlón, halterofilia, powerlifting (donde llegó a levantar 180 kg en press de banca con un peso corporal de 72 kilos) y todo cuanto se le pusiese por delante, y encima lo hacía de forma brillante. 

De la celebración en Lugo de este campeonato, decimos “sorprendentemente”, porque es curioso que sin existir en ese momento en Galicia una estructura federativa que lo impulsara, fuese un grupo de jóvenes amigos de una pequeña capital de provincia los que tomaron la iniciativa de traer a su ciudad y organizar todo un Campeonato de España, aunque bien es cierto que en esa época en Lugo ya existía una enorme afición al culturismo, como así lo atestigua las dos mil personas que abarrotaron la Sala de Fiestas “Exágono”, que fue donde se celebró y que en este año 2022 se cumplen 40 años desde entonces.

Al término del campeonato, como suele ser habitual en este deporte, se realizó una exhibición, en este caso y como novedad, una de culturismo femenino, aunque el plato fuerte para el cierre fue la actuación de Pirulo, que dejó atónitos a los presentes reventando una bolsa de goma de agua caliente inflándola con la fuerza de sus pulmones.


Fernando Coria, Tomás Abeigón (autor del presente artículo) y Miguel Navarro Vázquez “Pirulo” disfrutando de una jornada de deporte y amistad.

Cartel del “Campeonato de España de Fisicoculturismo” que se celebró en Lugo en 1982. Foto: F. CORIA

AGRADECIMIENTOS: Quiero expresar mi más sincera gratitud a: Pablo Molina Somoza, Miguel Navarro Vázquez (Pirulo), Pedro Seijo Formoso, Juan Gabriel Pérez Martín y en especial a Fernando Coria Barreiro por el tiempo que me han dedicado y la información que me han facilitado para la elaboración de este trabajo.

El autor de este artículo Tomás Abeigón.

Por Tomás ABEIGÓN (abeigon@yahoo.es) Tel. 607 477 360

- Licenciado en INEF por la Universidad de Vigo.

- Entrenador Nacional de Fisicoculturismo y Musculación por la FEH.

- Entrenador Nacional de Halterofilia (FyMA) por la FEH.

- Campeón de España de Fisicoculturismo en 1996


Copyright © 2014 Vida Plena